El 7 de setiembre, día de la independencia del Brasil, sucedió algo nuevo: las calles fueron ocupadas por movilizaciones populares convocadas a través de internet. Las gentes salieron a caminar para protestar contra la corrupción, el debilitamiento de la educación, y a favor de la reforma agraria y la auditoría de la deuda pública, entre otros asuntos. Y pusieron el empeño para darle a las manifestaciones un carácter no partidista. Quien se atreviera a desfilar con las siglas de algún partido político sería excluido. El 7 de setiembre, pues, se unieron el Grito de los Excluidos y el grito de los indignados.
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