Lula es, hoy por hoy, la voz del Brasil. Y de modo especial la voz de los que no tienen voz. Ningún brasileño tiene tanta audiencia en el exterior. Los jefes de Estado prestan atención a lo que él dice, incluyendo a Dilma Rousseff.
Universidades de los cinco continentes le homenajean con el título de doctor ‘honoris causa’. Empresarios de dentro y de fuera del Brasil quieren conocer su punto de vista sobre la coyuntura. Organismos internacionales se interesan por el modo como su gobierno combatió el hambre y redujo la desigualdad social en el país.
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