A mediados del 2002, en proximidad de la contienda presidencial que decidiría quién sería el sucesor de Fernando Henrique Cardoso, la movilización política a favor de un gobierno liderado por el Partido de los Trabajadores (PT) parecía aportar nuevas formas y nuevo contenido al tradicional modelo de entender y de practicar la democracia en el país. Con una posición crítica hacia los valores y las prácticas de los grupos políticos dominantes y del sistema capitalista, todo parecía conducir en aquel momento a la posibilidad de reunir a los críticos de la tradición y postulantes de nuevas racionalidades políticas en torno a un mínimo programa común que se maximizaría con la llegada al Palacio del Planaltomiércoles, 17 de marzo de 2010
Sueños y desilusiones en el primer gobierno de Lula
A mediados del 2002, en proximidad de la contienda presidencial que decidiría quién sería el sucesor de Fernando Henrique Cardoso, la movilización política a favor de un gobierno liderado por el Partido de los Trabajadores (PT) parecía aportar nuevas formas y nuevo contenido al tradicional modelo de entender y de practicar la democracia en el país. Con una posición crítica hacia los valores y las prácticas de los grupos políticos dominantes y del sistema capitalista, todo parecía conducir en aquel momento a la posibilidad de reunir a los críticos de la tradición y postulantes de nuevas racionalidades políticas en torno a un mínimo programa común que se maximizaría con la llegada al Palacio del Planalto
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